¿Habrá una religión verdadera? Por Dallas M. Roark, Ph.D. Para que la discusión sobre la religión verdadera tenga sentido, debe tener un punto de partido objetivo. En un sentido, debe ser semejante al método científico. No podemos comenzar a base de nuestras presuposiciones porque el punto de partido debe ser aceptable para todas. No puede ser desde el punto de vista particular de algún libro santo. Es inútil citar a la Biblia cristiana a un musulmán, o a un budista cuando uno, o los dos, rechazan a la autoridad de la Biblia. Si queremos tratar la pregunta de una religión verdadera, debemos iniciar el diálogo antes que recurrir a cualquier libro. No podemos iniciar a base de la presuposición que alguna religión es mejor que la otra. Dice Ravi Zacharia que lo más probable es que todas las religiones sean falsas, y no que todas sean verdaderas. Existen demasiadas contradicciones entre los diferentes sistemas religiosos. En la época de lo “políticamente correcto”, parece que ser corteses nos obliga decir que todas las religiones son muy similares y que todas buscan la misma meta. Solamente las personas que no saben nada sobre el asunto pueden decir tal cosa. Blaise Pascal, el genio científico y religioso del siglo decimoséptimo, propuso un punto de partido que podría ser común para todos y que serviría como base para tratar el asunto de una religión verdadera. Pascal recomendó ciertas proposiciones, basadas en parte en la observación y en parte en la lógica, que ayudarían a uno descubrir la religión verdadera, si acaso existiera. Aunque Pascal nunca terminó su obra propuesta, sus pensamientos fragmentados (“Pensées”) forman una de las obras clásicas de la literatura mundial. El enfoque de Pascal señala un detalle común a todos los hombres: cada uno puede mirar, puede observar, y puede sacar una conclusión de dondequiera que esté. Es en verdad un método inductivo.1 Pascal mantiene que para que una religión sea verdadera, debe dar una respuesta adecuada y satisfactoria al criterio siguiente: La verdadera religión enseña el estado oculto de Dios. Es evidente que si Dios existe, él no se percibe por medio de la percepción sensorial. Dios no es un objeto que ha sido analizado en el laboratorio. Si Dios existe, existe en un estado o forma oculta, porque no lo podemos ver. Respeto a esto, Pascal escribió: “Dios siendo oculto, toda religión que no afirma que Dios es oculto no es verdadera, y toda religión que no da la razón del por qué, no es instructiva.”2 El estado oculto de Dios, o al usar la frase latina, Deus absconditus, es un punto de partido básico para el diálogo entre las tradiciones religiosas. Esta es una verdad común de la cual todos podemos estar de acuerdo. El musulmán, el budista, el hindú, el cristiano, el judío, y quienesquiera que sea más, no puede ver a Dios. Luego podemos seguir con las aplicaciones. Para aplicar este principio, uno puede iniciar con los sistemas religiosos panteístas. Una definición popular del panteísmo es que “todas las cosas o seres son modos, son atributos, o son apariciones a partir de una realidad única de Ser; por lo tanto, se cree que la naturaleza y Dios son idénticos.”3 Como observador, el hombre no puede concluir por su examen de la realidad que la naturaleza y Dios son idénticos. Para poder ser panteísta, uno debe suponer algo más que su sola observación; es decir, la fe en que Dios y la naturaleza son uno. Él no puede llegar a la conclusión solamente por estudiar a la naturaleza. El panteísmo aplicado a la existencia del hombre significa que el hombre es parte de la esencia divina. El hombre es una pizca de lo divino. Pero, otra vez, esto no es algo que sabemos por la observación, por la vista, por el tacto, o por el conocimiento de nosotros mismos. Esto puede ser la perversión máxima del auto-conocimiento. Todo lo que se comprueba por los sentidos son las dos alternativas: ¡Dios es oculto, o Dios no es oculto!4 Los panteísmos son peligrosos porque le inducen al hombre a un auto-estima demasiado optimista en respeto a su propia naturaleza. El panteísmo se enreda al buscar una explicación convincente para poder negar a la maldad que conocemos en el mundo: o es solamente una ilusión, o es solamente un modo falso de ver la naturaleza. La otra opción lógica sería culpar a Dios por la maldad porque si Dios es el todo, entonces la maldad sería una parte de Su naturaleza. Kraemer dice que el resultado del panteísmo, cómo en ciertas partes del hinduismo, es “que Dios, o lo divino, nunca realmente existe”.5 Lo único que realmente experimenta uno es que uno está consciente, y que esto se considera cuando mucho cómo un espejismo. Pero, paradójicamente, las religiones que identifican al hombre con Dios de alguna forma panteísta son las que expresan una aversión de una encarnación verdadera, en la cual Dios se viste de la carne humana.6 Desde otra perspectiva, se nota este principio de Pascal en las enseñanzas clásicas conocidas de Buda y de Confucio. Ninguno de estos fundadores se interesaba por discutir la existencia de Dios. Para todo fin práctico, ni Gautama ni Confucio eran teístas. En el transcurso del tiempo, no tan sólo les elevaron a los fundadores a la divinidad, sino que agregaron a otros dioses. No se puede decir que Gautama haya recibido ninguna “revelación divina”. Lo que sucedió fue que él comprendió una verdad básica sobre la naturaleza del sufrimiento, la razón por ello, y la posibilidad de escaparlo. Logró discernir la manera de lograr la felicidad si uno ve a la felicidad como el escaparse del deseo. Sin embargo, se ha observado que aun el deseo de deshacerse del deseo es un deseo. Confucio no enseñaba nada más que una forma antigua del humanismo. Declaró que “el enfoque al estudio de lo sobrenatural es lo más dañino.”7 Al estilo humanista verdadero, Confucio “identificó a la maldad como el egoísmo humano, la ilusión y la incapacidad. Cuando un estudiante le preguntó sobre la muerte y el servicio de los espíritus, le respondió, “Hasta que aprendas servir a los hombres, ¿cómo puedes servir los fantasmas? …. Hasta que sepas sobre los vivientes, ¿cómo puedes saber lo tocante a los muertos?”8 Es irónica que tanto Gautama como Confucio, quienes tenían poco que decir sobre la existencia o no existencia de Dios, después fueron declarados dioses por sus seguidores. En el caso del Islam, la deidad está oculta pero no ofrecen ninguna explicación del por qué está oculta, lo cual se relaciona a la segunda parte de la proposición de Pascal. El Corán no sabe del Dios santo que se ha ocultado a causa del pecado del hombre. El Islam es una religión moralista y racionalista que enfatiza las obras de rectitud como un medio para merecer la aprobación de parte de Dios. Kraemer dice que es una “religión legalista en la cual todo depende de los esfuerzos del creyente, si él pueda cumplir los requisitos de la Ley Divina. Es decir, es una religión empapada por una forma - una forma una poca torcida - de auto-liberación, auto-justificación y auto-santificación y al fin sin ninguna base firme ni estable para poder lograrlo.”9 El estado oculto de Dios exige un concepto radicalmente nuevo de Dios para comprobar la explicación. El concepto de Dios no debe ser una construcción del pensamiento humano, porque el hombre no puede averiguar lo que es oculto cuando lo oculto se relaciona a Dios. Si hemos de saber la razón porque Dios es oculto, no se la puede averiguar por medio de la mente humana. La respuesta nos la tiene que dar el mismo Dios oculto. Esto solamente puede ser posible por medio del concepto de la revelación. Como el budismo, el hinduismo, el confucianismo, y el taoísmo no reclaman ninguna revelación, no ofrecen ninguna comunicación del Dios oculto. El budismo y el hinduismo nos ofrecen la meditación, más no la revelación. Hay lugar donde se revela la razón por el estado oculto de Dios. Levítico 11:45: “Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo.” La santidad exigió la separación de los pecados de los paganos y de las idólatras que les rodeaban. Exigió la pureza moral personal en la vida. Cuando la gente de Israel persistió en su rebeldía contra Dios, Él se apartó de ellos y les llevó a juicio por sus pecados. Escribió Jeremías: “Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.” (2:19) “Vuestros pecados apartaron de vosotros el bien.” (5:25b) Se describe el resultado de todo esto en la carta a los Romanos como Dios les entregó a su propios deseos y a su propia auto-destrucción. El concepto de Deus absconditus (o el Dios oculto) se relaciona mucho con la razón porque es oculto. Para Pascal, la razón porque Dios es oculto se encuentra en el pecado del hombre. Cuando no se toma en serio el pecado, es fácil identificar al hombre con lo divino. Cuando se considera el pecado un acto grave, serio contra lo divino, y un acto ético y una desviación ética, entonces se ve que el hombre no puede ser identificado con Dios. Nos obliga enfatizar la diferencia cualitativa entre Dios y el hombre. Fallan la mayoría de las tradiciones religiosas del mundo al no tomar en serio el concepto del pecado.10 Dice Brunner, “La contraparte de la religión no histórica, la religión sin mediador, es que no reconoce lo radical de la culpa de pecado. La religión sin mediador un intento crear una relación con Dios que no toma en cuenta el hecho de la culpa.”11 Partiendo del concepto del Dios oculto, no podemos concluir por medio de la observación ni que Dios es santo ni que Él es amor. Esto es un mensaje que debe venir de Dios al hombre; no se origina en el hombre. “El mensaje que Dios es Amor es algo totalmente nuevo al mundo. Es muy aparente si intentamos aplicar esta declaración a las divinidades de las diferentes religiones del mundo: Wotan es Amor, Zeus, Júpiter, Brahma, Ahura Mazda, Visnú, Alá, es Amor. Todas estas combinaciones son totalmente imposibles. Aun el dios de Platón, quien es el principio de todo Bien, no es Amor. Platón hubiera respondido a la declaración 'Dios es Amor' meneado la cabeza”.12 Brunner comenta que es posible encontrar a un Dios “misericordioso” en algunas de las religiones del mundo, “pero el hecho que Dios es Amor, y, por eso, que el Amor es la esencia de la Naturaleza de Dios, nunca se dice explícitamente. Mucho menos se revela Dios por medio de su entrega personal divina. El Dios de la religión Bhakti, la cual algunos consideran como paralela a la fe cristiana, es 'esencialmente -en su relación al Mundo--totalmente desinteresado'”.13 Para concluir a esta sección, debemos afirmar el estado oculto de Dios. Si Dios es oculto, debemos saber la razón porqué es así. Esto significa que si debemos tener conocimiento de Dios y saber cómo es, este conocimiento no se encontrará por ninguna otra manera sino que por la revelación de parte de Dios mismo. Porque Dios es oculto, debemos rechazar cualquier enfoque a la vida religiosa que equipara al hombre con Dios. Si Dios es oculto, la razón por esto será dada por Dios, y el hombre no la puede discernir por sus propios esfuerzos. Entra aquí una pregunta crucial: ¿Ha Dios hablado claramente tocante a estas cosas? Se contestará más adelante a esta pregunta. La religión verdadera debe explicar la miseria del hombre: Pascal escribió, “Para que una religión sea verdadera, debe conocer a nuestra naturaleza. Debe tratar de su grandeza y de su pequeñez, y de la razón por las dos.” (Pensées 433) Escribió en Pensées 493: “La religión verdadera enseña nuestros deberes; nuestros defectos, nuestro orgullo y lujuria; y los remedios: la humildad y la mortificación.” El discernimiento de Pascal en respeto a la naturaleza del hombre es algo que se desarrolla naturalmente por la observación inductiva. Escribió del hombre, “¡Que novedad! ¡Qué monstruo, qué caos, qué contradicción, qué prodigio! ¡Juez de todas las cosas, gusano imbécil de la tierra; depositario de la verdad, un pozo de error y de incertidumbre; el orgullo y la escoria del universo!” (Pensées 434, p. 143) La historia del hombre abunda con las evidencias que sí hay algo de mal con el hombre. ¿Por qué las guerras, los homicidas, las intrigas, las conspiraciones, el odio, la explotación y la avaricia del hombre? ¿Cuál explicación podemos dar por las maldades que hacen las personas las unas a las otras? ¿Por qué hay peleas dentro de las familias, de las comunidades, de las tribus y de las naciones? ¿Por qué heredan las maldades de la historia a las generaciones nuevas como si hubieran sucedido directamente a ellos? Alguien ha dicho que si no hubieran conocido la doctrina del pecado original, tendrían que inventarla. Algo está muy mal con la raza humana. ¿Cómo explicamos al sufrimiento de la humanidad? La respuesta de Pascal se encuentra en una palabra pequeña y profunda, “el pecado” (la palabra “sin” en el inglés). Hemos dicho que hace falta un concepto adecuado del pecado en gran parte del pensamiento religioso mundial. Puede prestarse a la confusión si no tenemos cuidado. Para muchas religiones, dependiendo de su orientación, no comprenden al pecado en términos éticos. El pecado es un impedimento no ético, o una manera errónea de pensar que estorba el cumplir la unión de uno con el alma mundial. Por ejemplo, según el pensamiento de los hindús el pecado sería el persistir en el pensamiento erróneo y el contemplar a una existencia real individual. Este pecado no es algo ético sino un error del pensamiento. En este sentido, el pecado puede significar “maya”, o la ilusión. Una situación similar prevalece en la Ciencia Cristiana en América. El pecado es el pensar de una manera errónea. Con referencia al pecado, tal como visto en ciertas formas de Hindú bhakti, Kraemer declara, “En estas religiones, el pecado no es el resultado de la voluntad humana, egoísta y mal dirigida, que se opone a la voluntad de Dios que seamos santos y justos, sino es un impedimento que estorba la realización del compañerismo del alma con Ishvara, en el cual consiste la salvación.”14 Al investigar más profundamente la naturaleza verdadera de la expresión religiosa, se nota que el pecado por lo general se considera como realmente insignificante, y que muchas religiones son en verdad un medio de “auto-redención, auto-justificación, y auto-santificación”15--conceptos que básicamente pasan por alto el pecado. Al seguir la pista de Pascal, se puede concluir que existe un solo concepto adecuado para explicar al sufrimiento del hombre como se observa con todos sus problemas. Es que el pecado es la rebelión voluntaria contra un Dios santo. La pecaminosidad del hombre ha provocado la perversión de su adoración religiosa. Ha vuelto del Creador hacia las creaturas para adorar a una vaca o a otros animales, mientras sus hijos mueren de hambre por la deficiencia de la proteína. Ha tomado el alimento de sus bebés para ofrecerlo a un ídolo que no lo puede consumir. Su hambruna no se debe solamente a su ignorancia de tecnología moderna; su religión por su falta de una definición adecuada y énfasis en el pecado, causa una gran parte de su miseria. Existe mucha religión mala en el mundo, junta con la buena. Para concluir esta sección, debemos decir que estas dos proposiciones no se separan. Una definición sensata del pecado nos da la explicación del por qué Dios es oculto. Es oculto en su relación con los hombres por dos razones: primera, él es santo, y su naturaleza es contra todo lo que es el pecado; segunda, su estado oculto protege al hombre. Si se revelara la santidad de Dios contra el hombre que se encuentra en su pecado, el hombre no lo podría sobrevivir. Su gracia y su amor hacia el hombre nos dan la razón porque Dios se retira de la presencia del hombre. Como Él es oculto, sabemos de nuestro pecado contra Él solamente porque Él nos lo revela. La religión verdadera debe enseñar cómo puede el hombre conocer al Dios que es oculto, o debe proporcionar el remedio por su enajenación y por su miseria: Pascal declaró, “La religión verdadera, pues, debe enseñarnos a adorar solamente a Él, y a amar solamente a Él. Pero nos encontramos incapaces de adorar a quien no conocemos, y amar a cualquier otro objeto además que a nosotros mismos. La religión que nos instruye en estos deberes debe también instruirnos sobre nuestra incapacidad, y también enseñarnos los remedios para ella.” (Pensées 489) En Pensées 546, Pascal dijo: “Conocemos a Dios solamente por medio de Jesucristo. Sin este mediador se quita toda comunión con Dios: por medio de Jesucristo podemos conocer a Dios. …En Él, pues, y por Él, conocemos a Dios. Aparte de Él, y sin la Escritura, sin saber del pecado original, sin un mediador imprescindible que fue prometido y que ha venido, no podemos comprobar a Dios con certeza ni enseñar la doctrina correcta ni la moralidad correcta. …Jesucristo es, entonces, el Dios verdadero del hombre. Pero a la vez llegamos a saber de nuestra desgracia; porque este Dios no es ningún otro sino el mismo Salvador que nos quita nuestra desgracia. Así que, solamente podemos conocer bien a Dios al reconocer nuestras iniquidades.” Escribió en Pensées 555, “Todos los que buscan a Dios sin Jesucristo y que confían en la naturaleza, o no encuentran ninguna luz que les satisface, o formulan para sí mismos un medio de conocer a Dios y de servirle sin tener un mediador.” La idea básica que está en juego es la necesidad de un mediador. Muchas tradiciones religiosas: o pasan por alto la existencia de Dios, o hacen de la religión un estilo de vida que tiene el propósito de sobornar a Dios por los logros humanos, o suponen que pueden entrar en comunión con Dios por medio de alguna experiencia mística que no toma en cuenta la santidad de Dios. En todos estos intentos por entrar en una relación con Dios, se pasan por alto las dos primeras proposiciones. Dios no necesita de las actividades religiosas presuntuosas del hombre, ni se unirá con hombres presuntuosos y pecaminosos por medio de una experiencia mística. El dios que acepta tal relación no es un dios santo. Sin embargo, si Dios ciertamente es oculto, como se observa y se experimenta, entonces es imposible que los hombres lo encuentren por buscarlo. Dios tendría que acercarse a los hombres, pero a la vez no tiene ninguna razón que le obliga encarnarse. El hombre en su desgracia y en su pecado jamás podrá entrar a la presencia de un Dios santo. Sören Kirerkegaard mostró la necesidad de un mediador en su librito Fragmentos Filosóficos. Relató la historia de un rey que se enamoró de una doncella humilde. Era un rey poderoso; todas las naciones temían su ira. Pero, como todo hombre, el rey anhelaba conseguir a la doncella idónea para ser su esposa. Se le ocurrió: ¿Podría ella tener la suficiente confianza para jamás recordar lo que él deseara como rey? ¿Podría olvidar que él era rey y que ella era una doncella humilde? El rey anhelaba que no lo pensara para luego perder su felicidad. Si fuera el matrimonio desigual, la hermosura de su amor mutuo se perdería. Se podría sugerir varias alternativas al rey. Primera, podría elevar la doncella a su lado, y olvidarse de la desigualdad. Pero siempre quedaba la posibilidad de que ella pensara en su corazón, después de todo, que ella era una plebeya y que él era el rey. Tal matrimonio podría ser consumado, pero el amor nunca tendría la base firme de la igualdad. Segunda, alguien podría sugerir que el rey se revelara ante ella en toda su majestad, su poder y su gloria; y ella se prostraría y le adoraría, y sería humillada por el hecho del favor tan grande que le fue conferido. A esto, el rey demandaría sin duda la ejecución de la persona que le sugiera tal cosa. Sería una gran traición contra su querida. El rey no podría entrar en tal relación. Tal fue el dilema real. (Hay tantas culturas religiosas hoy en día que imponen la sumisión de la gente. Tal adoración obligada es un insulto al ser que se adora.) La solución viene por la alternativa tercera. El rey debe humillarse y dejar su trono para ser un plebeyo para poder amar a la doncella como su igual. Kierkegaard compara esta historia a la relación entre Dios y el hombre. Dios pudiera haber elevado al hombre a Su presencia y le pudiera haber transformado para llenar su vida con gozo eterno. Pero el rey, conociendo el corazón humano, no pudo hacer esto, porque su fin sería solamente un auto-engaño. A esto, dice Sören Kierkegaard, “Nadie se engaña tan terriblemente como él que no lo sospecha.”16 De otra manera, Dios podría haber motivado su adoración por el hombre, “obligándole olvidarse a sí mismo por una aparición divina.”17 Tal maniobra no le hubiera gustado al hombre, ni le hubiera gustado al rey, “quien no deseaba su propia glorificación sino la de la doncella.” Esta alternativa es imposible a causa de la santidad de Dios. En respeto a esto, dijo Sören Kierkegaard, “Había una vez una gente que tenía un compresión profunda de lo divino. Esta gente pensaba que ningún hombre podría ver a Dios y sobrevivir. ¿Quién podrá entender a esta triste contradicción? No revelarse es la muerte para el amor, ¡y el revelarse es la muerte del amado!”18 La santidad de Dios revelado al hombre pecador hubiera significado su destrucción. Ésta es la razón por la cual Dios es oculto. La tercera alternativa para efectuar la reconciliación o la unión entre Dios y el hombre es la misma también para el rey. “Encontramos que la unión no se puede lograr por la elevación, luego debe ser intentado por un descenso. …a fin de lograr la unión Dios debe, por eso, ponerse al igual a tal persona y así Él se presentaría en las vidas de los más humildes, pero el más humilde es él que sirve a los demás, y Dios por lo tanto se presentará en forma de un siervo.”19 En Jesús encontramos al Dios-hombre caminando por las playas del mar de Galilea, sanando a los enfermos, levantando a los muertos, predicando el evangelio del Reino de Dios, y últimamente resucitando a sí mismo de la muerte. Tanto Kierkegaard como Pascal apoyan la idea que solo la fe cristiana ofrece un mediador. Gautama, Confucio, Mahoma y los demás nunca reclaman ser más que unos hombres con discernimiento religioso.20 Antes de concluir esta sección, se debe referir al Judaísmo, el Cristianismo, y el Islam. Se considera el judaísmo una “religión verdadera” hasta donde alcanza, o en lo que es verdadero a sí mismo. Juan el Bautista fue el último de los profetas del Antiguo Testamento al llamar a Israel a tomar una decisión. El Antiguo Testamento vislumbra su cumplimiento en Juan el Bautista. El Antiguo Testamento habla de un Mesías venidero, con las muchas referencias desde Génesis, Deuteronomio, y las muchas referencias en los libros proféticos. Isaías relata muchas imágenes gráficas del rey futuro. Una virgen dará a luz y el hijo se llamará Emanuel. (7:14) Describe Isaías 9:6-7: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado será sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y de su paz no tendrá límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.” Isaías 11 presenta un futuro prometedor al reino de David semejante a una rama retoñando de un tronco seco. “Y reposará sobre Él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová.” Miqueas 5:2 indica a Belén como el lugar de nacimiento del gobernante venidero de Israel. Jeremías enfatiza la esperanza futura mientras se desbarataba el reino actual de su día. Jeremías declaró la promesa de Dios: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales levantaré a David un Renuevo justo, y un Rey reinará y prosperará, y hará juicio y justicia en la tierra.” (23:5) Luego, Dios dice “Y será en aquel día, dice Jehová de los ejércitos, que yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extraños no lo volverán más a poner en servidumbre, sino que servirán a Jehová su Dios, y a David su rey, el cual les levantaré.” (30:8-9) Promete Ezequiel un futuro después de su juicio actual de lo cual Dios dice, “Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él será su pastor.” (34:23) En otro tema, varios pasajes en Isaías se enfocan en el siervo de Jehová. Isaías 52:13 - 53:12 es el pasaje más prominente respeto al siervo sufriente. Muchos otros pasajes patentes en el ambiente de Israel en los días de Jesús expresaban las esperanzas por un mesías. El Mesías no surgió de la nada, sin ninguna base. Los discípulos de Jesús le vieron como el cumplimiento de aquellas promesas. El profeta Juan el Bautista declaraba que Jesús era el cumplimiento de las profecías antiguas. Es discutible si se puede considerar al Judaísmo actual como una continuación de la religión del Antiguo Testamento, especialmente porque la influencia autoritativa del Talmud ha transformado a la vida religiosa pos-bíblica. Jesús criticaba la manera de pensar expresada en el Talmud porque reemplazaba al Torah escrito por la tradición oral. El Islam plantea un problema particular con referencia a la Cristiandad y el asunto de ser el sucesor final al Judaísmo y Cristiandad. El Islam afirma que sigue por la línea de los profetas y la revelación bíblica del Judaísmo y de la Cristiandad. ¿Pero, es así? ¿Podemos decir que Alá es el mismo Jehová del Antiguo Testamento? Los musulmanes así lo afirman. Pero considera lo siguiente: Primero, ¿quién es Alá? Cuando Mahoma predicó a los habitantes de Meca, no les proclamó un dios nuevo para ellos, sino les proclamó que uno de sus muchos dioses, Alá, era el mayor y el único Dios. Los habitantes de Meca no le acusaban a Mahoma de predicarles a un dios diferente al que ya conocían. El demandaba que creyeran en un solo dios, y no a los muchos dioses que antes aceptaban. Todavía no se ha resuelto la controversia por los pensadores que hablan de Alá como el dios de la luna, como es representado por el creciente, el símbolo del Islam. La luna creciente se encuentra en las mezquitas y en los minaretes, en las banderas de las naciones islámicas y el mes de Ramadán comienza y termina el ayuno con la apariencia de la luna creciente. Sólo con el tiempo será resuelta esta controversia. Segundo, los musulmanes afirman que tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento fueron corrompidos por los judíos y los cristianos para frustrar la afirmación de los musulmanes que Mahoma fue profetizado en la Biblia. ¡Esto es increíble! Existen muchos manuscritos que antedatan al tiempo de Mahoma. El códice Sinaíticus, el códice Vaticanus y otros datan de antes del nacimiento de Mahoma. Otras versiones existían antes del auge del Islam, es decir: el Siríaco, el Siríaco antiguo, el armenio, el etíope, el Peshitta, y el Vulgata en latino. Es absurdo el argumento que las Escrituras fueran corrompidas por los judíos y por los cristianos.21 Es interesante que Mahoma considerara las Escrituras fidedignas y confiables, al contrario a los escritores Islámicos posteriores. Mahoma pidió a los judíos verificar si se mencionara su nombre en el Antiguo Testamento. El Corán dice sobre Jesús, “Dios le enseñará la escritura, y la sabiduría, y la ley y el evangelio…”22 Si el Corán y Mahoma consideraban a la Biblia confiable y fidedigna, entonces los musulmanes tienen un problema. Si el Corán es correcto en este punto, entonces la Biblia también es correcta. Si la Biblia es correcta, la ideología Musulmán no puede ser en armonía con la Biblia. Tercero, no se asemeja el carácter de Mahoma al de ningún profeta de la Biblia. Mucho de lo que declaró como revelación era para su propio beneficio. Declaró que los musulmanes deben limitarse a cuatro esposas mientras él podría tener cualquiera mujer que se le antojaba, para su propio beneficio. Mahoma no aguantaba la burla, y por eso ejecutó a una mujer de Meca por escribir poesía satírica contra él. Los mandatos de matar a los infieles, a quienquiera que lo rechazara como su líder, hace a Mahoma un hombre de guerra, y no de paz. Mahoma estuvo al frente de sus soldados en unas 18 batallas y planeó personalmente a unas 38 batallas más. La historia del Islam desde su inicio con Mahoma es una historia de guerra, de conquista, de avaricia, y de la tiranía. El Islam no permite la libertad de expresión religiosa. No comprende ni reconoce que la adoración obligada no es ninguna adoración verdadera. La adoración obligada solamente le daría gusto al diablo, y no a Jehová. No podemos concluir que el dios del Islam es el mismo Jehová del Antiguo Testamento quien se encarnó en Jesús de Nazaret para redimir a la humanidad. Esta culminación en Cristo elimina a cualquier otro profeta posterior, tal como Mahoma. La carta a los Hebreos habla terminantemente sobre la palabra ultima de Dios, su palabra más alta, viniendo en su Hijo. Por lo tanto, no se puede considerar al Islam como una extensión, una culminación, o una compleción de la tradición judéo-cristiana. El Nuevo Testamento sí menciona profetas, pero todos estaban de acuerdo con el evangelio cristiano, y ninguno ni buscaba reemplazar la revelación del Nuevo Testamento ni propuso a otra revelación diferente. (Mateo 23:24; Hechos 11:27-29; 13:2-3; 15:32; 21:9-11; 1 Corintios 12:28-29; Efesios. 2:20; 3:5; 4:11, por ejemplo) La singularidad de Cristo Siguiendo el argumento de Pascal, se puede concluir que solamente la cristiandad da la mejor respuesta a las tres preguntas: ¿Por qué es oculta Dios? ¿Por qué sufre el hombre? ¿Cómo puede el hombre conocer a Dios? Si podemos decir que Jesucristo es el mediador, entonces hay unos puntos importantes sobre su persona. En respuesta a estas preguntas, Jesucristo fue único entre todos los fundadores y en contraste a todos los demás fundadores.23 La Encarnación fue imprescindible para el acto de la redención. Cuando veamos a la experiencia humana sin pretensiones, nos demuestra que el hombre no puede redimirse. Es una burla del concepto cualquiera cosa que no sea Dios mismo como el Redentor. P.T. Forsyth enfatizó el lugar de la Encarnación, “Un semidiós no puede redimir la creación de un Dios absoluto.” En ninguna de las otras religiones mundiales existe la afirmación de parte de ningún fundador que él era el Hijo de Dios en el sentido único de la palabra. Esta afirmación pertenece solamente a Jesucristo. Algunos argumentan que la fe cristiana es única por razón de los dichos sublimes de Jesús. Esto no prueba nada. Claudio Montefiore, el escolástico judío, mostró que Jesús decía poco nuevo y diferente al pensamiento del Judaísmo, pero hablaba con autoridad y no como los rabís que citaban a las tradiciones. Lo único que encontró distinto fue la figura del Pastor Divino saliendo al páramo para buscar a la oveja pérdida. Esto es un solo fragmento de la verdad de la singularidad de la fe Cristiana. La singularidad de Jesús no es en lo que decía sino en quien era, lo que hizo, y adónde fue. Los fundadores de las demás religiones mundiales propusieron métodos para la auto-liberación, la auto-santificación, y la auto-realización. Jesucristo, por otro lado, hizo algo por el hombre que el hombre no pudo hacer por sí mismo. Es por esta razón que existe el evangelio, las buenas nuevas, y que es las nuevas de algo que aconteció en Jerusalén en un punto determinado de la historia. El evento que aconteció fue la redención del hombre en la persona de Jesucristo. Su vida, su muerte, y su resucitación son los eventos que nos redimieron. Solo Él entregó su vida como la expiación por la humanidad enajenada. Ningún otro fundador de ninguna otra religión entregó su vida por la humanidad, por Ud. y por mí. Hay solo una declaración que se debe hacer en respeto a todos los demás fundadores de las religiones vivientes: ¡todos murieron y fueron enterrados! Las historias de todas sus vidas terminan allá. La declaración en respeto a Cristo es diferente. Él salió fuera del sepulcro, fue resucitado, y ascendió al Padre. Sin la resurrección, se podría concluir que Jesús solamente era un gran maestro, tal vez un segundo Moisés, pero por la resurrección se muestra el Hijo de Dios. De esto, dice Barth: “El conocimiento que adquirieron los apóstoles a la base de la resurrección de Cristo, la conclusión de la cual es la ascensión de Cristo, es esencialmente el conocimiento básico que la reconciliación que aconteció en Jesucristo no es alguna historia casual, sino que en esta obra de la gracia de Dios tenemos que tratar con la declaración de la omnipotencia de Dios, y que en esto entra en acción una verdad última y suprema, detrás de la cual no existe otra realidad.”24 Aunque es obvio que uno no se convierte en cristiano solamente a base de la razón, solamente la fe cristiana nos da las respuestas adecuadas a las preguntas de la mente acerca de los hechos de la observación y de la existencia. El fundador de la fe cristiana posee una singularidad que los fundadores de las otras religiones no pueden ni duplicar ni siquiera desafiar. Concluimos con Pascal que “el conocimiento de Dios sin reconocer la desgracia del hombre es motivo del orgullo. El conocimiento de la desgracia del hombre sin el conocimiento de Dios es motivo de la desesperación. El conocimiento de Jesucristo constituye un camino intermedio, porque en Él encontramos tanto a Dios como a las respuestas a nuestra desgracia.” (Pensées 526) El pensamiento de Pascal nos indica la importancia del discernimiento original del fundador de una religión. El Judaísmo talmúdico es tan legalista que casi ni se reconoce su relación al Torah. El Budismo está fragmentado por las dos divisiones grandes con muchas sub-divisiones, y el Budismo mahayana tiene poco en común con la simplicidad del discernimiento de Gautama. Dentro de la tradición cristiana, la tradición católica desarrollada se parece muy poca a la iglesia primitiva como la describe el Nuevo Testamento. Los líderes y los movimientos que han desviado del modelo establecido por las Escrituras están bajo la crítica del fundador, Jesucristo. No se justifica ningún desarrollo que se aleja de la persona de Jesucristo. La exclusividad del evangelio Las proposiciones de Pascal pueden guiarnos a la conclusión que solamente la fe cristiana nos da las mejores respuestas a la experiencia comprobable del hombre. A la vez, el Nuevo Testamento fue escrito bajo la suposición que ya había acontecido la revelación final de Dios. En contraste al Judaísmo y al Antiguo Testamento, se declara que la revelación de Dios en su Hijo es la expresión máxima de Sí mismo al hombre (Hebreos 1:1-3). Dice que Jesucristo: es superior a Moisés por ser mediador del nuevo pacto (Hebreos 9:15), es un sumo sacerdote superior a Melchisedec (Hebreos 7:1-28), y es un holocausto superior al que era ofrecido por el sacerdocio Levítico (Hebreos 8-9). Estas referencias implican que Jesucristo completa, o que es el cumplimiento del Judaísmo. Declaró Paul a los Atenienses que el Dios Creador era el mismo que adoraban como el dios desconocido. Todas las demás representaciones en oro, en plata y en piedra era perversiones debidas a la mentalidad corrompida del hombre (Hechos 17:29). El motivo de la predicación de Pedro en Jerusalén era que “no hay otro nombre dado debajo del cielo entre los hombres por lo cual debemos ser salvos”. (Hechos 4:12) El perspectivo del Nuevo Testamento coincide con la misma exclusividad del Antiguo Testamento en Isaías (45:21-22): “Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mi. Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.” No solo expresa un punto de vista exclusivo el Nuevo Testamento, sino además declara que las otras religiones son “apariencias” que niegan el poder de la santidad (2 Timoteo 3:5). Compara a los originadores de las nuevas religiones o conceptos religiosos que se apartan del evangelio apostólico a la gangrena que consume la carne sana (2 Timoteo 2:17). Predicen a los seguidores de tales “nuevas religiones extrañas”(1 Timothy 4: 1- 2). Cualquiera religión contraria a Cristo es anatema / condenada. (Colosenses. 2: 8, Gálatas 1: 8) Si por un lado vemos una actitud exclusivista, y por el otro lado vemos los puntos de vista religiosos diferentes, ¿qué diremos a todo este pensamiento? ¿Podremos concluir con Schleiermacher que existe una “esencia de la religión” que es común entre todas las religiones y que se manifiesta por las diversas formas? ¿O será Brunner correcto en decir, “Es imposible ser cristiano -en el sentido del Nuevo Testamento--y a la vez aceptar el punto de vista que existe una 'esencia universal' de la cual la cristiandad tiene una parte predominante? La revelación cristiana y las teorías 'relativas' de la religiones son mutuamente exclusivas.”25 Traducido por Hosanna Anotaciones 1 Si alguno quiere argumentar que el método de Pascal está prejuiciado porque él sigue la tradición cristiana, debemos recordar que estos principios no son producto de la fe cristiana. Ni la veracidad ni la falsedad de estos principios dependen de que uno sea cristiano o no. Los principios examinan a los hechos de una manera válida desde el contexto de cualquiera religión. Son preguntas comunes para todos los hombres y verificables por medio de la experiencia de todos los hombres. 2 Pascal, Pensees, p. 191. 3 Van Harvey, Handbook of Theological Terms (New York: The Macmillan Co., 1964), p. 173. 4 Al afirmar una alternativa tan radical, debemos incluir una referencia a las “pruebas” de la existencia de Dios. El conocimiento que se puede adquirir por los argumentos se basa en gran parte en los “efectos” o las obras de Dios. Esta clase de conocimiento no nos da ningún propósito a la vida, ni siquiera nos sugiere que Dios puede amar o puede redimir al hombre. Se encuentra un panorama de las pruebas tradicionales por la existencia de Dios en el internet: http://www.emporia.edu/socsci/philos/chp17.htm. 5 The Christian Message in a Non-Christian World, p. 162. 6 El avatar del hinduismo es muy diferente a la encarnación de la fe cristiana. La encarnación significa que Dios mismo asumió verdaderamente un cuerpo humano. Dios se hizo hombre. El avatar del hinduismo es una “personificación mitológica de un dios que asume un cuerpo para algún fin práctico, mientras la divinidad verdadera permanece una esencia pura, sin atributos y sin ninguna actividad. (Ibíd., pp. 370-71). 7 Lionel Giles, The Sayings of Confucius (London: John Murray, 1917), p. 94. 8 Edward J. Jurji, The Christian Interpretation of Religion (New York: The Macmillan Co., 1952), p. 183. 9 Kraemer, Why Christianity of All Religions?, p. 105. 10 Tomen nota del comentario de Jurji sobre el Islam, el cual ignora el concepto de un redentor “en gran parte porque el Islam ignoraban al pecado original, y porque sus fundadores y sus intérpretes no reconocieron al problema del mal en el mundo, y evitaron la necesidad del perdón para el alma por medio de un salvador personal, y evitaron la necesidad de la oración como un intercambio activo con el Dios eterno”. (op. cit., p. 256). 11 Emil Brunner, The Christian Doctrine of the Church, Faith and the Consummation, trans. David Cairns and T. H. L. Parker (Philadelphia: Westminster Press, 1962), p. 7. 12 Ibid., p. 200. 13 The Christian Message in a Non-Christian World, p. 172. 14 Ibid., p. 172. 15 Why Christianity of All Religions?, p. 94. 16 Philosophical Fragments, p. 22. 17 Ibid., p. 22. 18 Ibid., p. 23. 19 Ibid., p. 24. 20 "La doctrina islámica de Dios desconoce a un Medidor. Aunque la cristología del Corán rinde homenaje a Jesús como hombre y mensajero de Dios, y como la Palabra y el Espíritu de Alá, niega rotundamente la Encarnación. Por lo tanto niega el propósito de Dios de redimirnos. De hecho, esto es el punto de separación entre el Islam y la Cristiandad". (Jurji, op. cit., p. 247). 21 Cf. Abdiyah Akbar Abdul-Haqq, Sharing your Faith with a Muslim, Minneapolis: Bethany Fellowship, 1980, pp. 50-66. 22 S. 3:4, Yusuf Ali Translation. 23 El ser algo único no es necesariamente un argumento válido por ser el verdadero. Todas las religiones son únicas. Pero, tienen más en común entre sí los fundadores de las otras religiones que lo que tienen con Jesús. 24 Op. cit., p. 126. 25 Revelation and Reason, p. 220.
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